Thor tenía 11 años y padecía osteoartritis. Nunca olvidaré cómo se ponía loco de alegría cuando le decía que ‘Tío Miguel’ estaba llegando. Pets&Go no era solo un transporte para él; era una extensión de su hogar. Nos llevaban a todas partes, desde las sesiones de quimioterapia hasta esas mañanas de domingo en la playa que tanto disfrutaba. Pero lo que más agradezco es que, ya en la fase terminal de su cáncer, cuando tuvo una crisis, llamé desesperada y Pets&Go vino de inmediato. Ese día, le salvaron la vida. No tengo palabras para describir mi gratitud y el cariño con el que siempre le trataron. Gracias por ser mucho más que un taxi para mascotas.”